Examinando por Autor "Bello San Juan, Patricia"
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Ítem El papel de las víctimas en el Derecho Penal: Protección y populismo punitivo(Universidad Rey Juan Carlos, 2019) Bello San Juan, PatriciaEl pasado septiembre los medios de comunicación se hicieron eco de la polémica suscitada entre los padres del menor asesinado en 2017 Gabriel Cruz y el dúo musical gaditano «Andy y Lucas» a raíz de la exhibición por estos últimos de una camiseta, la que bajo la frase que rezaba «JUSTICIA YA» aparecía una instantánea de su hijo junto a los rostros de otras víctimas cuyos casos han estremecido al sentir popular, entre los cuales cabe mencionar el de Sandra Palo, Marta del Castillo, Ruth y José Bretón, Mari Luz Cortés o Diana Quer. Los padres dirigieron un comunicado a los cantantes expresando su malestar dado que ellos no habían otorgado permiso para que los artistas hicieran uso de la imagen del pequeño, arguyendo con carácter adicional que un concierto no era el medio idóneo para la satisfacción de sus pretensiones, ciñéndose, por tanto, a los mecanismos legales establecidos1. Así, la postura tomada por los progenitores del menor contrastó con las reacciones de otros padres cuyos hijos aparecían en dicha prenda, los cuales encomiaron la labor de los cantantes por dar voz a su causa, evitando así que caiga en el olvido. Por su parte, uno de los integrantes del Grupo, Lucas González, expresó su desconcierto con respecto a la reacción de los padres de Gabriel, poniendo de manifiesto el altruismo de su conducta. Sin embargo, lejos de cuestionar los motivos que condujeron al grupo musical a exhibir la imagen de las víctimas durante uno de sus conciertos, queremos evidenciar la elección de la denominada «causa», a saber, la defensa de las víctimas de unos delitos que, ya por sus protagonistas, ya por la forma de ejecución, han conmocionado y sacudido a la opinión pública, resurgiendo como objeto de debate el binomio existente entre seguridad y libertad, primándose la primera respecto a la segunda. En este orden de cosas, extrapolando esta situación a otros ámbitos de la esfera pública, el todo social ha sido testigo de cómo las víctimas de determinados delitos encabezan manifestaciones o las primeras líneas de determinados partidos políticos2; actuaciones cuya trascendencia no ha resultado baladí en la medida que su arrastre mediático ha arrojado como resultados en última instancia la materialización de los grandes hitos del incremento punitivo que nuestro ordenamiento jurídico lleva experimentando durante décadas, destacándose las reformas del Código Penal de los años 2003 o 2010. No obstante, esta tendencia, que ha alcanzado su cenit con la introducción en el año 2015 de la Prisión Permanente Revisable en presenta un arduo encaje con los fines resocializadores de la pena condena propugnados en el artículo 25.2 de la Constitución y de la LO General Penitenciaria. Por este motivo, en aras de comprobar si la imagen de desprotección de las víctimas se corresponde con la ofrecida por los medios de comunicación, trataremos de abordar el fenómeno desde una perspectiva integral. Esta pretensión nos lleva a la combinación de dos enfoques, a saber, en primer término, aquel relacionado con los saberes sociológicos, políticos y criminológicos para posteriormente proceder al análisis jurídico-positivo de los textos normativos de mayor relevancia en la materia, ora de carácter internacional, ora en el contexto legislativo español, incidiendo especialmente sobre la Directiva 29/2012/UE y sobre la Ley 4/2015, de 27 de abril, del Estatuto de la Víctima del Delito -en adelante, LEVID-.Ítem Sesgos de género en Criminología: La construcción socio-jurídica de la mujer delincuente(Universidad Rey Juan Carlos, 2019) Bello San Juan, Patricia«Sexo» y «género» constituyen dos realidades, si bien diferentes, estrechamente relacionadas. Mientras el sexo constituye el conjunto de atributos biológicos que permiten distinguir a hombres y mujeres, el género se define como aquellas concepciones sobre las que se construyen cada uno de ellos, características que, pese a su naturaleza eminentemente social, se asimilan como inherentes. Sin embargo, este fenómeno no se plantea de manera aislada sino en relación con el sistema social del que emana, esto es, el patriarcado, en virtud del cual se parte de la superioridad del varón sobre la mujer a todos los niveles: social, económico, político, sexual… Y delincuencial, lo que conduce a la diferentes percepciones sobre la delincuencia masculina y femenina. Relacionado con esta cuestión, los sesgos, concebidos desde el ámbito psicológico como aquellas desviaciones del proceso cognitivo que se materializan en percepciones distorsionadas de la realidad, en su aplicación al género se concretan en dos extremos que, si bien contrarios, forman parte de un continuo. Así, de una parte, encontramos a aquel relativo a la exageración de las diferencias, relacionado con el énfasis de la naturaleza diametralmente opuesta de hombres y mujeres, justificada en los atributos tradicionalmente señalados para cada uno de ellos. Por otro lado, debemos aludir a aquel relativo a la inhibición de las divergencias o también denominado «androcéntrico», en virtud del cual se toma al varón como único sujeto de referencia, y, en consecuencia, todos aquellos cánones relativos a la «neutralidad» obedecen a estándares masculinos, lo cual redunda en la preterición de las particularidades del sexo femenino. Sendos sesgos alcanzan su máxima expresión en los saberes jurídicos y criminológicos, donde la menor prevalencia de la mujer en la comisión de actos delictivos ha devenido en terreno abonado para las negligencias y omisiones en la configuración de la figura de la «mujer delincuente». Esto puede darse desde una perspectiva teórica -formulaciones rayanas al sexismo e incluso la misoginia- o práctica, entendiéndose por una parte, la aplicación que los jueces y tribunales realizan de las normas partiendo de los conceptos predeterminados por el legislador, y, de otra, la ejecución penitenciaria, esto es, el cumplimiento de una pena de prisión como consecuencia de la comisión delictiva. Así, la intervención conjunta de ambos sesgos resulta extrapolable al contexto criminal de nuestro país. De un lado, encontramos aquellos delitos contra la Hacienda Pública, en los que las mujeres -Isabel Pantoja en el caso Malaya o la Infanta Cristina en el Caso Noós- han asumido el papel de mujer “buena”, “incapaz de delinquir, al desconocer las operaciones que realizaba su compañero sentimental”; por el contrario, en aquellos delitos contra las personas resulta paradigmático el caso de Ana Julia Quezada -acusada de asesinato por quitar la vida a Gabriel Ruiz, de ocho años- por aunar todas las características que agravan la discriminación del sujeto infractor, a saber, ser mujer, delincuente e inmigrante. En este orden de cosas, con el objetivo de dar respuesta a estas cuestiones, nuestra investigación se dividirá en tres capítulos, abarcando el primero de ellos las principales teorías criminológicas que han abordado la delincuencia femenina. Por su parte, el segundo bloque versará sobre el análisis del texto legal de referencia de esta disciplina, esto es, el Código Penal, así como de algunas sentencias relevantes en materia de estimación de circunstancias atenuantes y eximentes. Por último, pondremos el acento sobre la realidad penitenciaria de las mujeres encarceladas, tratando de obtener un perfil derivado de las consecuencias que motivan el inicio de su carrera delictiva. Como colofón, plasmaremos las conclusiones de mayor relevancia extraídas de la investigación y la bibliografía consultada.