MANGA Y MODA

Abstract

En la década de los años setenta del siglo XX surgen diversas subculturas en Japón, lideradas por una juventud que está viviendo por un momento de recuperación de la guerra y en pleno crecimiento económico. El aperturismo de Japón al extranjero generó la popularización de industrias como el manga y el anime, dando lugar a culturas como la otaku o la cosplayer, siendo esta segunda su aplicación dentro de la moda nipona. De la misma manera que el manga y anime han creado un impacto sobre la moda a través del cosplay, la moda también ha incidido fuertemente sobre el manga y anime. Dicho aperturismo, junto con el desarrollo de barrios como Harajuku después de la ocupación estadounidense tras la Segunda Guerra Mundial, han configurado una serie de tribus urbanas japonesas que han recibido una fuerte influencia de Occidente. Esta influencia se refleja a través de autores de manga que se centran en la vestimenta de sus personajes, basándose en las tendencias y en los streetstyles japoneses latentes en la época. Prueba de ello será la obra de Ai Yazawa, quien representa a sus personajes en constantes cambios de vestimenta. Con una inspiración principal en la moda punk, su elemento más identificativo es la implementación de prendas de la diseñadora Vivienne Westwood. El interés por las marcas importadas también se refleja en autores coetáneos con fuerte inspiración en firmas de moda europeas y/o estadounidenses. Este diálogo entre el manga, anime y la moda ha resultado en una actualidad donde las propias firmas colaboran con los estudios de animación para lanzar colecciones colaborativas, y se abre el debate de que la obra de Yazawa y coetáneos hayan podido anticipar el manga como medio de representación de la moda