UN ÉXITO RELATIVO: DERECHOS HUMANOS TRAS LA PRIMAVERA ÁRABE EN TÚNEZ Y EGIPTO

Abstract

La primavera árabe fueron una serie de movimientos y levantamientos populares comenzadas en 2010. La represión, los estados de emergencia, la corrupción, la falta de derechos y libertades y las profundas crisis económicas y sociales, provocaron que la población del mundo árabe se movilizara. El objetivo era conseguir estados democráticos y mejoras sociales, a pesar de que muchos consideran que no se puede ser un estado democrático si se es un estado árabe. Túnez fue el epicentro de las protestas seguido de Egipto, Libia, Siria o Yemen, entre otros. Tras las revueltas, tanto Egipto como Túnez crearon nuevas Constituciones e incluso modificaron leyes y cambiaron acuerdos internacionales. Sin embargo, más de una década después, los avances han sido pocos. En Túnez, las esperanzas que depositaron en el cambio tanto la población como la esfera internacional, se han visto desvanecidas por un nuevo sistema parecido al de 2010. Si bien es cierto que durante ese periodo, los niños han evolucionado en la alfabetización, las mujeres han obtenido ciertos derechos y libertades y la economía ha mejorado, los ámbitos democrático o corrupto han permanecido inmóviles. En Egipto, la situación ha sido parecido aunque no había tantas esperanzas puestas en él. Con 2 Constituciones aprobadas en menos de dos años, los egipcios han visto cómo sus salarios mínimos han aumentado y como el gobierno ha invertido en sanidad, a pesar de mantener periodistas privados de libertad y censuradas ciertas páginas web. Las mujeres y los niños tienen una vida mejor que hace 10 años, pero aún sigue prevaleciendo la ley islámica frente a las internacionales y estatales. En las tres esferas analizadas, nacional, regional y universal, ambos países destacan por la falta de avance o al menos por la lentitud de los logros pues aún queda mucho que conseguir en estos países en los que un día la población decidió comenzar a cambiar.