Las plazas del Barrio Almendral de la ciudad de Valparaíso, Patrimonio Mundial y la importancia de sus atributos como aporte a la preservación de la identidad-es de la ciudad-puerto

Abstract

Lo único que terminó por desterrarme de habitar en el Barrio Almendral de Valparaíso, fue el terremoto del 27 de febrero del 2010. Quince años de trabajo en el sector público en Comunicación Estratégica y participación ciudadana; y seis años de ejercicio profesional como periodista en medios de la región de Valparaíso; me llevan a esta etapa de presentación de la memoria doctoral que representa el sentido del quehacer en lo público desde lo que me mueve: "yo no soy sin un/a otro/a"2. Desde allí hablo, miro y escucho. Por eso, como muchos, declaro mi amor por esta ciudad de Valparaíso donde nací, estudié y trabajo. Amar la ciudad-puerto no es una opción; sí resulta una decisión seguir apostando por y en ella. Valparaíso a pesar de las dificultades objetivas que posee como una ciudad con tasas de desigualdad por sobre el promedio nacional; especialmente en Educación; posee oportunidades reales para mejorar, para hacer bien las cosas. Sin embargo, existe una dificultad endémica que guarda relación con la forma de gestionar los instrumentos públicos en la ciudad. Podríamos plantear que la problematización del problema público sigue estando pendiente. Se responde con políticas públicas que se hacen cargo de problemas de interés privado lo que equivale a que cada peso que se coloca en la ciudad-puerto no da los frutos esperados. Incluso, desaparecen sin saber qué fue de ellos. Una y otra vez el Estado unitario, centralista de Chile, apuesta con preocupación por Valparaíso pero los instrumentos, los diseños mal establecidos, impiden el avance; lo que ha significado que los gobiernos han preferido cambiar la mirada hacia otras comunas. Sin embargo, la tragedia presente en el puerto, lleva nuevamente a que el país pone sus ojos y atención en la ciudad. Es así como el fatídico incendio de abril del 2014 en cuatro cerros de la ciudad, llevó a que el país y también la comunidad internacional, observe con preocupación lo que sucede en Valparaíso, Patrimonio Mundial. El infierno que vivimos, dantesco, da cuenta de una planificación inexistente, un desapego por el cuidado de la ciudad por sus habitantes, un kilombo político que sólo pudo ordenar la Presidenta Michelle Bachelet cuando recorrió de improviso cerros devastados e instruyó cómo enfrentar la emergencia; un comercio que no se ocupa mayoritariamente por el servicio, en fin, la responsabilidad compartida entre todos y todas...