Índices neurales y conductuales de la modulación del dolor mediante estimulación emocional no consciente en población sana y con fibromialgia

Abstract

Introducción y objetivos. El dolor es considerado como una experiencia desagradable y subjetiva que interfiere en nuestro día a día, pudiendo ser incluso completamente disruptiva para personas que lo padecen de forma crónica. Su percepción o tolerancia se encuentran moduladas por diversos factores que van más allá de la intensidad del estímulo nocivo, como es el caso de determinados aspectos psicológicos. Existe una gran evidencia sobre el efecto que tienen las emociones en el procesamiento del dolor, tanto a nivel cerebral como conductual. De esta manera, las emociones negativas actuarían incrementando la actividad neuronal de la red de procesamiento del dolor, generando una mayor percepción del mismo y disminuyendo su tolerancia. Las emociones positivas, sin embargo, conducirían a la expresión del patrón opuesto. Este fenómeno, es especialmente relevante en las patologías que cursan con dolor crónico, en las que no es necesario la presencia de un estímulo doloroso para la experimentación de dolor, como ocurre en la fibromialgia (FM), donde la aparición de estímulos emocionalmente relevantes parece tener un papel significativo en el mantenimiento y exacerbación de sus síntomas clínicos. La mayoría de la investigación realizada hasta el momento, aborda este tema desde el procesamiento consciente de las emociones. Sin embargo, en la vida diaria el dolor suele experimentarse durante estados o contextos emocionales de los que el individuo no siempre es consciente. De este modo, el objetivo del presente trabajo fue caracterizar la respuesta al dolor y su dinámica neural espacio-temporal, así como las redes cerebrales involucradas en la modulación emocional no consciente del procesamiento del dolor, en concreto en relación a aquellas emociones de carácter negativo y/o relacionadas con dolor, en personas sin patología y en pacientes con FM. Para ello, se utilizaron técnicas no invasivas de registro, como los potenciales evento-relacionados (PER) y la resonancia magnética funcional (RMf). Método. Para alcanzar este objetivo general se llevaron a cabo tres estudios. En el primero de ellos, se diseñó un paradigma de enmascaramiento emocional para explorar la influencia de los aspectos afectivos no conscientes en la percepción subjetiva del dolor en personas sin patología. En el segundo estudio, mediante el mismo paradigma de enmascaramiento emocional, se exploró la dinámica neural espacio-temporal del procesamiento del dolor (PER) en pacientes con FM. Finalmente, el tercer estudio tuvo como objetivo principal explorar, en población general, las redes cerebrales sensibles a la modulación emocional consciente e inconsciente del dolor, mediante RMf. Resultados. En el experimento 1, los resultados mostraron una modulación de la experiencia dolorosa por parte de la estimulación emocional no consciente. Este efecto, se reflejó en una percepción de dolor disminuida y un aumento en el tiempo de reacción para detectar la estimulación dolorosa, al aparecer bajo un contexto negativo. Con respecto al experimento 2, se encontró una modulación emocional temprana sobre el procesamiento del dolor, reflejada en mayores amplitudes de P1 en pacientes con FM. Este efecto sólo se produjo ante imágenes con contenido relacionado con dolor. En fases más tardías del procesamiento del dolor (N2/P2) no se mostró ninguna influencia emocional. Finalmente, en el experimento 3, se observó la presencia de patrones de activación cerebral diferentes asociados a cada condición de conciencia de la estimulación emocional (consciente vs no consciente). En concreto, la red cerebral vinculada al procesamiento emocional y evaluativo del dolor, incluyendo la ínsula y la corteza cingulada, exhibió un mayor grado de activación tras la presentación de imágenes conscientes en comparación con las no conscientes. Especialmente, las imágenes negativas conscientes generaron una señal BOLD incrementada en la corteza orbitofrontal, en comparación con las no conscientes. Dicha modulación, también se observó a nivel conductual, produciéndose un incremento en la percepción de dolor ante los contextos negativos conscientes y un decremento ante los no conscientes. Conclusiones. De acuerdo con los resultados obtenidos, la información afectiva percibida de forma no consciente podría ser capaz de modular la actividad cerebral ligada al procesamiento del dolor y su percepción subjetiva. Sin embargo, su efecto parece ser diferente al que ejercen las emociones que son procesadas de forma consciente. Concretamente, al contrario que lo descrito en la literatura, los estímulos negativos no conscientes no produjeron un incremento en la percepción de dolor, sino que su efecto mostró el patrón contrario, caracterizado por una disminución en dicha percepción. Por otra parte, el patrón de activación de las redes vinculadas al procesamiento del dolor, mostró un comportamiento diferente como consecuencia del grado de conciencia que alcanzó la estimulación emocional en cada condición. De manera destacada, la actividad de regiones cerebrales evaluativas del dolor (ínsula y corteza cingulada) presentó una disminución durante los contextos no conscientes, efecto opuesto al observado para los contextos conscientes. En particular, el procesamiento de la estimulación dolorosa bajo un contexto negativo no consciente se reflejó en un decremento de la actividad funcional de regiones orbitofrontales. En el caso de pacientes con dolor crónico, la información emocional no consciente fue capaz de modular la dinámica espacio-temporal del procesamiento del dolor, específicamente en fases tempranas relacionadas con procesos más automáticos, pero no durante fases posteriores, ligadas al procesamiento controlado o consciente. Estos datos sugieren que la información emocional percibida no conscientemente podría estar activando mecanismos vinculados a la atención exógena hacia los estímulos emocionales, retirando recursos del procesamiento de dolor, generando en consecuencia, una disminución en la activación de la red de dolor y en su percepción. Un aspecto relevante para que se dé este efecto parece ser la utilización de estímulos emocionales con alta activación y con información relevante para el individuo, como aquellos relacionados al dolor en el caso de los pacientes con FM.