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Prevalencia del síndrome de dolor miofascial en pacientes con artrosis de rodilla, y su tratamiento mediante ejercicio terapéutico y punción seca

dc.contributor.authorSánchez Romero, Eleuterio A.
dc.date.accessioned2021-03-17T08:29:38Z
dc.date.available2021-03-17T08:29:38Z
dc.date.issued2019
dc.identifier.urihttp://hdl.handle.net/10115/17530
dc.descriptionTesis Doctoral leída en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid en 2019. Directores de la Tesis: Josué Fernández Carnero y Daniel Pecos Martínes
dc.description.abstractEn España se estima una prevalencia de artrosis de 46% en mujeres y de 21% en hombres mayores de 45 años, representando la artrosis de rodilla (AR) un 10% de esta prevalencia (Carmona et al. 2001). Este síndrome tuvo un coste económico de 4.700 millones de euros en el año 2007, es decir, el equivalente al 0,5% de su PIB de ese mismo año (Generalitat de Catalunya and Departament de Salut 2016). Además, la AR es un problema de salud que también se encuentra en todos los países del mundo (Deyle et al. 2005). En los EEUU, la prevalencia de artrosis se estima en 7 millones de ciudadanos y supone un gasto sanitario del 1-2,5% de su PIB (March and Bachmeier 1997), siendo la AR la causante de gran parte de los síntomas clínicos que llevan a la discapacidad (Felson et al. 1987, 1995). En la población mayor de China, la prevalencia parece incrementarse, registrando especialmente éste aumento en el género femenino, y atribuido no sólo a posibles diferencias genéticas, si no al trabajo intenso de carga física (Zhang et al. 2001). La AR resulta ser un síndrome clínico que se caracteriza por la presencia de dolor y que tiene correlación con pruebas tanto radiológicas como de laboratorio (Altman et al. 1986). No obstante, se estima que en el 40% de los individuos no existe dolor (Altman et al. 1986). Su etiología todavía no ha sido enteramente esclarecida, pero su incidencia aumenta con la edad, en el género femenino, y presentar obesidad es un factor de riesgo para el desarrollo y progresión de este síndrome (Felson et al. 1997; Messier et al. 2000a; Bliddal et al. 2011). La alineación articular alterada no parece ser un factor de riesgo para AR, sino que sería un marcador de la gravedad de la enfermedad y/o su progresión (Hunter et al. 2007). La fisioterapia se ha evidenciado altamente eficaz en su tratamiento (Muraja and Markulincic 2013), obteniendo mejoras en la función mediante el ejercicio terapéutico (Fitzgerald et al. 2011), duplicando la puntuación en el cuestionario WOMAC mantenida incluso un año tras la aplicación de un tratamiento basado en ejercicio y terapia manual (Deyle et al. 2000, 2005, Abbott et al. 2013, 2015a). La evidencia científica destaca la efectividad de los programas de ejercicio que focalizan en el entrenamiento de la fuerza muscular de los miembros inferiores, en optimizar la capacidad aeróbica y en desarrollar un protocolo de estiramientos para mantener y/o mejorar la amplitud de movimiento (Juhl et al. 2014a; McAlindon et al. 2014a; Fransen et al. 2015a). Una revisión reciente ha considerado al componente miofascial del dolor en la AR y la presencia de puntos gatillo miofasciales (PGM) en los músculos circundantes de la rodilla como posibles tejidos involucrados en el dolor y la discapacidad que provoca dicha artrosis (Dor and Kalichman 2017). Asimismo, se ha propuesto que el síndrome de dolor miofascial (SDM) provocado por los PGM podría ser la etiología responsable de la debilidad muscular, del riesgo e índice de caídas en el adulto mayor afectado por este síndrome (Nguyen 2013). El PGM se considera como un nódulo hiperirritable contenido en una banda tensa de músculo esquelético, que puede producir signos y síntomas sensitivo-motores y/o autonómicos (Simons et al. 1999), cuya prevalencia puede alcanzar al 100% de los pacientes con AR, especialmente en los músculos gastrocnemio medial [92%] y en el vasto medial del cuádriceps [67%] (Henry et al. 2012b). Los PGM activos producen dolor espontáneo localizado o referido, reconocido por el paciente, también al estimular el PGM mediante la presión manual o punción. Los PGM latentes producen dolor únicamente mediante presión manual o punción, localizado o referido, pero no reconocido por el paciente. Ambos PGM pueden causar o contribuir a la limitación del movimiento, alterar la adecuada contracción muscular, distorsionar el patrón de reclutamiento muscular, y causar alteraciones sensoriales frecuentemente incómodas o desagradables, tales como sensación quemante o disestesias (Fernández-de-las-Peñas and Dommerholt 2017). Si bien son numerosos los trabajos publicados acerca del tratamiento de AR mediante ejercicio terapéutico (Juhl et al. 2014a; McAlindon et al. 2014a; Fransen et al. 2015a), apenas se ha estudiado el abordaje mediante fisioterapia invasiva (Itoh et al. 2008a; Henry et al. 2012b; Mayoral et al. 2013b; Núñez-Cortés et al. 2017).es
dc.language.isospaes
dc.publisherUniversidad Rey Juan Carloses
dc.rightsAttribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 Internacional*
dc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/*
dc.subjectFisioterapiaes
dc.titlePrevalencia del síndrome de dolor miofascial en pacientes con artrosis de rodilla, y su tratamiento mediante ejercicio terapéutico y punción secaes
dc.typeinfo:eu-repo/semantics/doctoralThesises
dc.rights.accessRightsinfo:eu-repo/semantics/openAccesses
dc.subject.unesco3213.11 Fisioterapiaes


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