Proyecto Piloto San Fermín

Abstract

El barrio de San Fermín ha tenido épocas en las que su imagen ha quedado estigmatizada. De hecho, en medios de comunicación era considerado como un barrio peligroso. Nada más lejos de la realidad. Es cierto que somos un barrio que acumula un alto desempleo, con una parte muy importante de su población que no ha recibido la capacitación adecuada para los retos que la nueva sociedad viene imponiendo desde hace ya décadas. Y que ha sido atacado por el consumo de droga a finales del siglo pasado, que parece que es lo que configura su imagen. Pero este barrio es un barrio que resulta reconocible, aceptado, y con capacidades para sus propios habitantes. Lo que ocurre es que los estigmas y estereotipos se generan por el desconocimiento de su cotidianidad de cerca, por la criminalización de la pobreza que se realiza con un discurso absolutamente normalizado, y por el rechazo sistemático que se crea ante las periferias. Pero los elementos de potencialidad existen. Distinto es si Madrid será una ciudad que considera sus potencialidades desde una visión integral, de futuro, que incluya a sus propios habitantes en el desarrollo de las potencialidades de su entorno y de la propia ciudad. Lo que es cierto es que se deben, y se pueden, conjugar múltiples aspectos, como en este propio libro se pueden constatar. ¡Ojalá se consideren las propuestas de oportunidad que en él aparecen! Sería lo menos que se puede esperar si se quiere considerar que los pobladores de los barrios, sus habitantes y vecinos/as, son más importantes que las grandes obras que les circundan, pero los dejan al margen. Por ello damos nuestro reconocimiento, y nuestra gratitud, a quienes lo han entendido así, como es este grupo de profesores/as y alumnos/as de la Universidad Rey Juan Carlos. No creemos que su trabajo haya sido un simple trabajo de fin de curso, reducido a las prácticas para aprobar una asignatura. El resultado al menos supera con creces esto. Y constituye, técnica, crítica, acertada, lúcida y cálidamente, una buena muestra de que es posible el desarrollo social y el desarrollo urbano, como práctica de nuevas iniciativas con visión de siglo XXI desde las propias potencialidades de lo que la ciudad no ha considerado que existan. Al menos hasta ahora.