Plan Estratégico URJC 2020-2025
Resumen
Las instituciones son instrumentos de los que se dota la sociedad para lograr “la felicidad de todos”, para garantizar la libertad, la igualdad, la justicia, el progreso, el bienestar, la dignidad1. La universidad en particular no puede quedar al margen de tal fin y su contribución habrá de ser esencial. Decía Jorge Luis Borges que no hay mayor pecado que no ser feliz y es cierto que sólo los que realmente lo son hacen felices a los demás. Procurar el bien de una persona es algo deseable, pero es más hermoso y digno de esfuerzo, como reconocía Aristóteles, conseguirlo para un pueblo y para todas sus ciudades. Nuestra universidad, la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), no puede obviar su deber, su compromiso por construir personas libres, intrépidas, conscientes, inaccesibles para el miedo y la codicia e inasequibles al desaliento. En este Plan Estratégico disertamos, desde el pasado al presente, pensando siempre en el futuro. Y ante ese futuro, se nos plantean dos opciones: aguardarlo o salir en su busca. Para los temerosos el futuro alberga lo desconocido, para los débiles lo inalcanzable, pero para los valientes, ya lo apuntó Víctor Hugo, para los valientes alberga la oportunidad. En la Universidad Rey Juan Carlos sabemos que el futuro no llega, se fabrica marcando objetivos claros. Sin un puerto de destino, apuntaba Montaigne, nunca hay viento a favor. Pero se construye también con esfuerzo y trabajo y con planificación. Sin planificar quedamos al albur de la fortuna o a merced de una corriente que igual te arrastra que te orilla. La felicidad exige coraje, seamos valientes, pero no temerarios. Midamos el salto, calculemos la ruta, verifiquemos lo andado. Miremos lejos, calibrando pasos. Hagamos camino al andar. La universidad, desde su origen, tiene encomendada la misión de preservar el conocimiento, siendo a su vez el motor que impulsa su desarrollo. Para ello, la docencia y la investigación, los dos primeros ejes de este ambicioso plan, habrán de instituirse como pilares fundamentales sobre los que descansa tan grande empresa. La acumulación de conocimientos y la posibilidad de trasmitirlos de generación en generación ha sido un elemento decisivo en la evolución. Ahora bien, enseñar, investigar, aprender –ejes a través de los cuales la universidad despliega su acción– no deben enredarse con lo que Borges llamaba el arte que entreteje naderías. Una docencia sin investigación cae, como sostenía Ortega, en el profesionalismo. Una sociedad que se quiere democrática, exige una ciudadanía educada, alejada de la demagogia, crítica y sin miedo a pensar. Requiere de personas que, como decía Maquiavelo, aconsejen con libertad, deliberen con prudencia y actúen abandonando sus conveniencias para mirar al bien común. La investigación, con su afán por conocer la realidad en todas sus facetas, nos ayuda a comprender mejor nuestro lugar en el mundo, al tiempo que aporta modos más acertados para relacionarnos. El Plan Estratégico de la Universidad Rey Juan Carlos, que aquí presentamos, tiene como objetivo que el tiempo que resta de aquí a 2025 sea más propicio para conquistar la felicidad de todos. Se plantea intervenir en el porvenir, moldear lo que aún no conocemos. La esencia de nuestro plan radica en la confianza y en nuestra capacidad para decidir el futuro y en la convicción de que la razón es un buen instrumento para conseguirlo. Planteamos una toma de decisiones anticipadas, previendo lo que va a suceder, creando las condiciones que puedan provocar que suceda lo deseado. Este Plan Estratégico despliega su acción a través de cuatro ejes que, a su vez albergan diez objetivos estratégicos. El primero de los ejes, ya mencionado, hace referencia a la Docencia y el segundo a la Investigación y la Transferencia de Conocimiento. Los cuatro objetivos que se persiguen en dichos ejes estarán todos marcados por la búsqueda incesante de la calidad, la adecuación de la oferta formativa a la demanda de la sociedad y de los propios estudiantes, así como por la contribución al desarrollo productivo y al bienestar social, transfiriendo tanto conocimiento como tecnología. Pero ni a Aristóteles se le escapó el hecho de que la felicidad necesita también de los bienes exteriores, pues él mismo decía que es imposible, o no es fácil, hacer el bien cuando no se cuenta con recursos. El tercer eje de este plan es precisamente el de las Personas y los Recursos. Las personas han de ser siempre el centro de todo proyecto. Para ellas es, ellas lo piensan, ellas lo harán y seguro, lo disfrutarán. La obtención de una financiación justa para nuestra universidad se verá reflejada en la estabilización y mejora continua de las condiciones laborales de todo nuestro personal. Nos permitirá dotarnos de nuevas infraestructuras y usar en modo más eficiente y sostenible las que ya tenemos. Pero sería en vano trabajar si nuestro modo de proceder no fuera guiado por las maneras de la ética y del buen gobierno. Sócrates creía que el conocimiento del bien conduce a la práctica de la virtud y el ejercicio de ésta a la felicidad. El último de nuestros ejes se refiere precisamente a esto, al diseño de una universidad para todos, cohesionada y bien comunicada, más estructurada, democrática y transparente. Este plan no es un desiderandum, tiene vocación de cumplimiento. Ortega decía que la virtud del niño es el deseo, y su obligación, soñar. Pero la virtud del hombre es querer, y su compromiso, hacer y realizar.
Descripción
ISBN: 978-84-09-38260-6
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- Investigación [20]