El Sincretismo Religioso Como Elemento Coreográfico Del Ballet Contemporáneo Y Folklórico En Cuba

Abstract

Los africanos eran comprados por los negreros y mandados a un viaje indeseado y violento. Yorubas, mandingas o fulanis eran “negros” sin distinción. Comenzaba así la aniquilación de su identidad. Africanos de origen, de rasgos más o menos comunes, de piel oscura y pelo rizado, eran tratados como esclavos, perdiendo su identidad cultural y su libertad, seres sin voz propia. Sin embargo, en Cuba consiguen reescribir la historia y construir una identidad nueva en el marco de una situación impuesta. Esta investigación quiere acercarse a las raíces de las manifestaciones dancísticas cubanas, herederas de los vínculos que se establecieron en la isla fundamentalmente entre el acervo cultural procedente de España y de África, dos civilizaciones aparentemente alejadas entre sí, pero que se refundieron en una tercera realidad durante la etapa del dominio colonial para comenzar a estructurar lo que hoy se define como cultura cubana. Para ello, se analiza la colonización española de Cuba y sus características sociopolíticas específicas, para así comprender el mestizaje generado allí en relación con el encontrado en otros sistemas esclavistas de los territorios americanos. Igualmente, se pone de relieve el proceso de evangelización católica de los esclavos trasterrados, puesto que permitió una permisividad ritual que encuentra un medio de expresión idóneo en las nuevas músicas y danzas. Podemos, por tanto, concluir que el sistema colonial español permitió que el acervo cultural africano se conservase en las prácticas de la vida cotidiana, en sus festejos, en sus rituales funerarios y se fusionara con una religiosidad que asumía en paralelo los valores éticos del cristianismo y de las religiones africanas ancestrales. Esto influyó en el desarrollo ulterior de todas las manifestaciones artísticas de la isla. Por último, se revisan las tres instituciones que, en el ámbito de la danza, son una pieza clave esencial para la transmisión de la riqueza de aquellas danzas de origen africano, y que no están vinculadas con las prácticas religiosas, buscando potenciar sus cualidades netamente artísticas: el Conjunto Folklórico Nacional de Cuba, que surge en los años 60 y cuyo propósito fundamental es preservar el legado africano presente en todas las capas de la sociedad cubana; el Departamento de Danza Moderna, creada en 1959, en el Teatro Nacional de Cuba, que hoy en día es la compañía de Danza Contemporánea de Cuba y cuyo director fue Ramiro Guerra, quien incorporó las tradiciones del folklore afrocubano al lenguaje de la danza contemporánea, apoyándose en música con instrumentos de percusión de origen africano; y, por último, la Sociedad Pro-Arte Musical, actualmente Ballet Nacional de Cuba, cuya andadura en la danza clásica comienza hacia 1931 y que investiga, a través de coreógrafos de la talla de Alberto Alonso, Enrique Martínez, Alberto Méndez, Iván Tenorio, Gustavo Herrera, entre otros, los lenguajes de la danza enraizados en la tradición y la cultura popular. En conclusión, la rica herencia de las mitologías de origen yoruba y bantú se entreteje en Cuba con la danza clásica más tradicional.