I jornadas el cuerpo como medida
Fecha
2016
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Editor
Servicio de Publicaciones de la Universidad Rey Juan Carlos
Resumen
Decía Protágoras que el hombre es la medida de todas las
cosas. Y, con ese aparentemente sencillo pensamiento, el sofista
griego inauguró dos corrientes diferentes: aquellos que
interpretaban que el hombre se refería a cada individuo y,
por tanto, todo respondía a una observación subjetiva (o, lo
que es lo mismo, cada individuo es la medida de su mundo)
y los que, como Goethe, asumían que se hablaba de una idea
genérica: el ser humano, como especie, servía como baremo
para interpretar el mundo.
Esta última acepción de la cita de Protágoras, la más
genérica, cobra especial importancia al acercarla al mundo
del arte. Se observa que el cuerpo humano es un tema
común a cualquier disciplina artística. Y nos sirve, como
espectadores del pasado, para tomar el pulso al universo:
desde la arquitectura (la teoría de la armonía arquitectónica
de Vitruvio, en el siglo I A.C. ya incorporaba al hombre
como medida) a la pintura (aseguraba el británico Edward
Burne-Jones que -la única expresión permitida en un gran
retrato es la expresión del carácter y la catadura moral, nada
temporario fugaz o un accidente, apelando así a la vocación
perdurable de la obra y, por extensión, de la humanidad) o
la escultura (la Venus de Willendorff es una de las más populares
representaciones femeninas fechadas alrededor del
28.000 A.C., quizá invocando la fertilidad).
Esta omnipresencia del ser humano en todas las categorías
artísticas es, sin embargo, mucho más representativa
de la sociedad occidental, que aborda la representación fidedigna
del individuo con más realismo que otras culturas. Y
es un hecho que ha sido favorecido por las religiones cristianas,
muy propensas al uso de imágenes, relieves y esculturas
para educar a los parroquianos en los pasajes de la Biblia
más representativos. Nótese cómo el Islam favorece la decoración
ornamental geométrica, ya que Dios es el único que
puede crearlos (o, para el caso, recrearlos). La cultura oriental
representa la figura humana con esquemas prefijados y
generalmente sin sombra, conforme a un sistema convencional
fundamentado en extraer la esencia del individuo sin recrear los detalles.
La representación del cuerpo, sin embargo, ha vivido
su propia evolución dentro de las corrientes artísticas. En el
paleolítico y el neolítico la imagen de una mujer de anchas
caderas era símbolo de la fertilidad. En el siglo de Pericles (V
A.C.), el ser humano se convertía en símbolo: adoptaba determinadas
posturas o portaba atributos para ser traducidos
por el espectador. Con las cruzadas y la cristianización de
Europa, Dios se convierte en medida de todas las cosas, pero
no siempre es un hombre: también es un cordero, una paloma,
los peces, una cruz Y con la llegada del Barroco, en
los siglos XVII y XVIII el hombre, convertido en metáfora, e
interpretado como un estado de ánimo, se vuelve paisaje: el
amanecer es el nacimiento de una nación, el anochecer y las
ruinas remiten a la decadencia de una sociedad, una borrasca
es sinónimo de tristeza y depresión- Esta concepción
alegórica de la humanidad cobra especial relevancia en el
siglo XX. El arte conceptual requiere, en muchas ocasiones,
de conocimientos previos para traducir el significado real
de cada obra. Marcel Duchamp, por ejemplo, emplea una
bujía para representar a la novia (la chispa) y en las obras
de Salvador Dalí, la aparición de una hormiga remite a la
descomposición de los cuerpos.
A pesar de los avances tecnológicos (o, precisamente,
a causa de ellos), el hombre se siente cada vez menos fuerte
frente al mundo. Lo mira desde el otro lado de la pantalla del
móvil y, cuando no hay cobertura, puede perder conexión
con la realidad. El cuerpo sigue siendo la brújula principal
para volver a orientarse. Y los resultados que arroja la búsqueda
siguen dependiendo de qué interpretación dé cada
individuo a la medida universal concebida por Protágoras.
Haya wifi o no, el hombre sigue siendo la medida que nos
orienta en el espacio-tiempo.
Descripción
Exposición creada con motivo de las "I jornadas el cuerpo
como medida"
18 y 19 de Febrero de 2016
Sala de palmeras URJC, Fuenlabrada
ISBN: 978-84-608-1694-2 (Jornadas) ISBN: 978-84-608-4651-2 (Catálogo)
ISBN: 978-84-608-1694-2 (Jornadas) ISBN: 978-84-608-4651-2 (Catálogo)
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