Las madres ayudantes y los padres héroes: una revisión a la progenitura ¿Indiferenciada? de Pixar

Abstract

El sexismo sigue marcando los contenidos audiovisuales, incluidos aquellos generados para el público infantil. Las relaciones familiares han estado presentes en el cine de animación dedicado a los más pequeños porque constituyen un tipo de subtrama de relación con la que los niños se sienten identificados (Sánchez-Escalonilla, 2001: 106). Disney fue el primer estudio que realizó un largometraje de animación (Blancanieves y los siete enanitos, 1937). Desde sus inicios y hasta 1988, mostró una paternidad caracterizada por la protección, las enseñanzas morales, el apoyo y la independencia que impulsaba a los protagonistas a convertirse en adultos heroicos, respetuosos, valientes y exitosos (Balraj, 2013: 119). Y, a pesar de su importancia, la paternidad se convirtió en una cuestión relevante en lo que, en términos narrativos se refiere, a partir de la Renovación de la animación (1989-1999). A través de Tritón (La Sirenita, 1989), Maurice (La bella y la bestia, 1991), El sultán (Aladdín, 1992), Mufasa (El rey león, 1994), Powathan (Pocahontas, 1995) y Fa Zhou (Mulán, 1998), el que era, hasta entonces, el estudio de animación por excelencia nos presentó a personajes masculinos cuyo arco de transformación se vincula a su paternidad (Do Rozario, 2004: 43). Los seis padres antes mencionados pasan de ser un padre limitador a convertirse en un padre comprensivo durante la narración. Además, ellos acompañan a sus hijos en su acceso a la madurez, una evolución interior que necesita de una buena relación con su progenitor para lograr el éxito y alcanzar el objetivo narrativo (Aguado y Martínez, 2015: 314). La maternidad, sin embargo, aunque se relacionaba con el paso a la madurez femenina Disney, siempre quedó lejos de la estructura narrativa, la evolución del personaje y no fue un tema tratado en la Renovación de la animación. Al fin y al cabo, el papel de la maternidad en el viaje del héroe mitológico era el de educar y acompañar al pequeño hasta que éste deseaba encontrar su propia identidad (Campbell, 2001: 168).

En este contexto de sobrevaloración de la paternidad e infrarrepresentación de la maternidad, Pixar Animation Studios irrumpió en el mercado de la animación (Finch, 2011: 355). Este estudio lanzó en 1995 la primera película realizada en tu totalidad por ordenador: Toy Story. El vínculo entre Disney y Pixar comenzó en los años ’80 y, además, desde 2006, los dos estudios forman parte de la misma major.