Espacio público digital y dinámicas polarizadoras
Fecha
2021-02-10
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FUHEM
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Resumen
Determinadas dinámicas políticas y digitales polarizan el espacio público. En condiciones de creciente desigualdad social, dificultan o pervierten el debate democrático. Este último favorece consensos inclusivos, de composición variable y respetuosos con las minorías. La polarización, en cambio, faccionaliza el debate público y favorece que una mayoría ficticia lo monopolice, imponiendo una pseudorealidad que estigmatiza la discrepancia y la disidencia.
La ideología y las identidades más presentes en el espacio público funcionan como pantallas para evitar ocuparnos de los asuntos socioeconómicos. Las identidades que proyectan los medios y por las que percibimos el mundo, nos separan más que las políticas públicas concretas. Cuando hablamos de medidas políticas, manifestamos un consenso que no encuentra portavoces, tiempos ni espacios en las instituciones ni en los medios; de modo que podemos responsabilizarlos de la creciente incomunicación antipolítica.
Hace años que en España crece la polarización afectiva e ideológica. Los partidos políticos cada vez se alejan más en sus posiciones ideológicas y territoriales. De modo que los sentimientos de los votantes de un partido hacia el resto se encuentran entre los más negativos del mundo. Nos referimos a cómo valoramos a los miembros de otros grupos, por ejemplo, los votantes o simpatizantes de ciertos partidos, y a nuestras actitudes hacia ellos por el mero hecho de su pertenencia a un grupo ideológicamente similar o distinto al nuestro.
En España la polarización ideológica y territorial duplica o triplica la polarización sobre los impuestos y la inmigración. Multiplica por seis veces la polarización en torno a la sanidad pública y por quince la inexistente polarización sobre los servicios públicos. En la misma línea, sorprende constatar que, respecto a las medidas para frenar los contagios del coronavirus, las preferencias respecto a las políticas más efectivas para combatir la pandemia no difieren entre distintos grupos ideológicos. Queda claro, pues, que para mejorar el debate público debiéramos hablar de políticas concretas, precisamente aquello que los partidos políticos no pueden rentabilizar en votos, ni los medios en clicks por ser objeto de consenso. De ahí que proliferen las trampas de la identidad y las trampas de clicks –click baits–. Son cepos eficaces en la economía de la atención que da lugar a la pseudocracia.
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Citación
SAMPEDRO, V. 2021 “Espacio público digital y dinámicas polarizadoras“, PAPELES de relaciones ecosociales y cambio global, Nº 152, pp. 33-43